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Cuando la sospecha se convierte en relato: conspiraciones y prejuicios sociales

Relatos con nombre propio y rumores contemporáneos muestran cómo la sociedad mezcla hechos y ficción en busca de explicaciones que encajen con su visión del mundo.

El asesinato de John F. Kennedy en 1963 no solo marcó la historia política de Estados Unidos, también dio origen a una de las teorías de conspiración más célebres del siglo XX: la teoría de la bala mágica. Según la versión oficial, un único proyectil en un recorrido que parecía imposible, atravesó el cuerpo del presidente y después alcanzó al gobernador de Texas, John Connally, tal y como se ve en el gráfico. Para muchos, la explicación parecía poco convincente, y la desconfianza hacia las instituciones terminó por darle nombre propio a esa sospecha. La bala mágica pasó a simbolizar la dificultad de aceptar una verdad oficial cuando los hechos parecen desafiar la lógica.

En rojo, ilustración de la trayectoria de la bala mágica que mata a Kennedy e impacta en John Connally.

También otros relatos conspiranóicos han ido ganando fuerza hasta convertirse en auténticas leyendas modernas. El complot lunar, por ejemplo, sostiene que la llegada del hombre a la Luna en 1969 fue una puesta en escena grabada en un plató con fines propagandísticos en plena Guerra Fría. Aunque las pruebas científicas lo desmienten de forma abrumadora, un gran número de personas siguen convencidas de que aquel “gran salto para la humanidad” fue, en realidad, una coreografía política. El incidente de Roswell, en 1947, alimentó otro de los grandes mitos del siglo: la idea de que un ovni se estrelló en Nuevo México y que las autoridades ocultaron los restos para evitar el pánico. La falta de pruebas claras y la obsesión por lo extraterrestre hicieron del “expediente Roswell” un fenómeno cultural que aún hoy genera titulares.

En el siglo XXI, la conspiranoia se difune a velocidades vertiginosas a través del terreno digital. El 11-S dio lugar a innumerables versiones alternativas, desde la demolición controlada de las Torres Gemelas hasta la acusación de un complot interno del gobierno estadounidense. Más tarde, el Pizzagate mostró cómo un rumor sin fundamento podía tener consecuencias tangibles: un montaje sobre una supuesta red de pedofilia vinculada a políticos de Washington circuló con tal intensidad en redes sociales que un hombre armado irrumpió en una pizzería convencido de que desvelaba la “verdad”. En todos estos casos, la ausencia de evidencias no frenó la narrativa; al contrario, la convirtió en un símbolo de desconfianza hacia las instituciones y en un recurso fácil para explicar un mundo complejo.

Lo llamativo de estas narrativas es su persistencia. Independientemente de las pruebas en contra, se reconfiguran con cada generación y se adaptan a los nuevos canales de comunicación. Las teorías de conspiración se convierten en un relato paralelo al discurso oficial, en muchos casos más seductor que la verdad documentada. Además, se han transformado en un recurso de influencia política y social: la desinformación, ya sea bajo el barniz de la duda razonable o de la manipulación directa, juega un papel decisivo en cómo entendemos el presente. Los medios de comunicación enfrentan aquí un desafío mayúsculo: informar con rigor sin perder de vista que gran parte de la audiencia se alimenta también de estas narrativas alternativas.

Entre ese catálogo interminable de sospechas, y como guiño a la mencionada bala mágica de Kennedy, Summer Story —productora galardonada con un premio Ondas— ha creado La Bala Mágica, una ficción sonora que mezcla thriller y humor y coloca en el centro a Marta (Irene Escolar), una periodista con un talento especial para detectar este tipo de conspiranoias. Hay una de ellas que capta su atención: “las empresas energéticas llevan años ocultando que la basura puede convertirse en combustible”.

La Bala Mágica ya está disponible de manera gratuita en todas las principales plataformas de audio.

Conoce al podcaster

La Bala Mágica está compuesto por seis capítulos dirigidos por Álvaro de Cózar, director creativo y cofundador de Summer Story, y autor de pódcasts de éxito como ‘Misterio en la Moraleja‘, ganadora del Premio Ondas a Mejor Podcast en 2022.

La ficción cuenta con un gran elenco integrado por Irene Escolar (‘Dime quién soy’), Silvia Abascal (‘La catedral del mar’), Roberto Álamo (‘La gran familia española’) y Carlos Peguer (‘La Pija y la Quinqui’).

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