En un mundo donde la prisa se ha convertido en norma, Crys Dyaz levanta la voz en esta conversación en el podcast A Solas con Vicky Martín Berrocal, para recordarnos que la salud no se improvisa. Exnadadora de élite y entrenadora personal de referencia en España, Dyaz ha hecho de la divulgación sobre hábitos saludables su bandera. Desde su centro de entrenamiento en Madrid y a través de charlas y redes sociales, insiste en un mensaje tan simple como urgente: cuidar el cuerpo es una inversión diaria, no un lujo ocasional.
“No hay secreto milagroso”, afirma con la convicción de quien ha pasado media vida disciplinada en el deporte de alto rendimiento. Su receta es clara: alimentación equilibrada, actividad física regular y descanso de calidad. Pero advierte que la coherencia pesa más que la intensidad. “De nada sirve matarte en el gimnasio dos semanas si luego lo abandonas. La clave es la constancia y encontrar algo que disfrutes”.
En materia de alimentación, Dyaz rechaza las dietas extremas y las soluciones exprés. Prefiere hablar de educación nutricional: aprender a leer etiquetas, priorizar alimentos frescos y evitar el exceso de ultraprocesados. “Comer sano no es comer aburrido”, asegura. En sus talleres es habitual verla transformar platos cotidianos en versiones más equilibradas, sin demonizar ingredientes pero apostando siempre por el equilibrio. Su enfoque combina ciencia y sentido común: hidratarse bien, incluir verduras en todas las comidas, moderar el azúcar y escuchar las señales del propio cuerpo.
La entrenadora también pone el foco en un aspecto que muchos olvidan: la salud mental. Para Dyaz, no hay bienestar físico sin un entorno emocional estable. Propone integrar pequeñas pausas diarias, desconectar de las pantallas y practicar la gratitud como herramientas para rebajar el estrés. “El autocuidado no es egoísmo, es una forma de ser más productivo y estar mejor para los demás”, subraya.
Su discurso conecta porque no es paternalista ni vende humo. Habla desde la experiencia, pero también desde la empatía hacia quienes luchan por cambiar rutinas. Sabe que la vida real incluye jornadas maratonianas, hijos, reuniones y tentaciones a cada esquina. Por eso su mensaje no es el de un manual imposible, sino el de un camino flexible y sostenible.