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¿Por qué en España ver fútbol cuesta una fortuna?

La industria del fútbol se ha convertido en un negocio dominado por los derechos televisivos. Mientras otros países buscan fórmulas de acceso más directas, en España los aficionados deben afrontar precios desorbitados para seguir a sus equipos.

El fútbol moderno es mucho más que un deporte. Se ha convertido en una industria global que mueve miles de millones cada temporada, donde los estadios son escaparates, los jugadores marcas internacionales y cada partido un producto premium. En ese engranaje, los derechos de televisión han pasado a ser un motor económico más, a la par que los ingresos por taquilla y patrocinio.

Esta transformación no es exclusiva del fútbol, pero sí es donde resulta más paradójica. El tenis, deporte tradicionalmente asociado a élites, mantiene un equilibrio: los Grand Slam se pueden ver en televisiones públicas de toda Europa, mientras que los torneos menores requieren suscripción. El baloncesto americano ofrece su NBA League Pass como complemento, no como única opción, ya que muchos partidos siguen emitiéndose en canales generalistas.

El fútbol español, sin embargo, ha seguido el camino opuesto. La llegada de las plataformas digitales prometía democratizar el contenido, pero ha resultado en su fragmentación. Ver toda la temporada de tu equipo puede requerir suscripciones simultáneas a Movistar Plus, DAZN, Amazon Prime y las nuevas plataformas que emergen cada temporada. Es como si para leer un periódico completo necesitaras comprar cuatro publicaciones diferentes.

Los derechos televisivos se han atomizado entre múltiples operadores que compiten no por ofrecer el mejor servicio, sino por acaparar contenido exclusivo. Esta guerra empresarial tiene una víctima clara: el aficionado común, que debe elegir entre seguir a su equipo o mantener un presupuesto familiar equilibrado.

La comparación internacional resulta especialmente dolorosa. En Alemania, la mayoría de partidos se pueden ver en canales públicos o con suscripciones básicas. En Reino Unido, aunque el modelo es privado, existe regulación que garantiza cierta accesibilidad.

La mercantilización del deporte rey ha abierto un debate que va más allá de las cifras: ¿hasta qué punto un espectáculo que nació como pasión popular puede sostenerse si cada vez menos aficionados pueden permitirse verlo?

En El Podcast de Chema Lapuente diseccionan como se ha llegado a esta situación y qué consecuencias tiene para el futuro del fútbol español. Una invitación a reflexionar sobre cómo el negocio del fútbol afecta directamente a quienes lo mantienen vivo: sus aficionados.

Puedes profundizar y saber más,
escuchando el podcast completo:
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